A pesar de lo que pueda parecer al hilo de algunas publicidades, los implantes dentales son un tratamiento serio que, en manos de profesionales de odontología, requiere de varias fases planificadas que suponen diferentes visitas. Básicamente responden a las siguientes:
Solo después de una exploración concienzuda, el odontólogo podrá emitir un diagnóstico aproximado y facilitar la información necesaria acerca de los implantes o el tipo de prótesis que van a ser necesarias.
Durante el tratamiento con implantes dentales la vida del paciente se va a ver alterada. Por eso es tan importante la planificación previa del tratamiento: un plan en el que se detallan los procedimientos a seguir y los plazos de los mismos. De este modo, el paciente puede adaptar el tratamiento al momento en que menos trastornos pueda ocasionarle.
Una de las dudas más frecuentes es la de si los implantes pueden clocarse inmediatamente. Ya vimos en nuestro anterior post que hay implantes de carga inmediata que permiten al paciente salir de la consulta con sus implantes. No obstante, cada caso es diferente y solo el odontólogo está facultado para determinar qué tipo de implante puede ser el más indicado. Dependerá de diversos factores: causa de la pérdida de las piezas dentales, presencia o no de infección, necesario esperar el tiempo adecuado para la normalización de cualquier alteración. Se trata de llevar a cabo un tratamiento adecuado, preciso y de resultados óptimos y duraderos. Y, por eso, precipitarse nunca es lo más conveniente. En cualquier caso, hay prótesis provisionales –fijas o removibles- que están indicadas para su uso durante el periodo de tiempo que el dentista considere conveniente hasta que llevar a cabo el implante dental permanente.
La duración del tratamiento dependerá, como vemos, de diversos condicionantes. Pero con una planificación, el paciente sabrá cuánto tiempo va requerir el tratamiento que necesita. A modo de orientación, basándonos en datos genéricos aportados por la SEPA, podemos determinar la duración en función del procedimiento quirúrgico que se lleve a cabo. La fase quirúrgica puede requerir de una sola intervención –la prótesis y el implante se colocan en una sola sesión- o de dos fases –en la primera se inserta el implante y en la segunda, algunas semanas después, la prótesis-. Por tanto, podemos hablar de tratamientos que van desde un día hasta otros que se prolongan a lo largo de varias semanas o meses.
En cualquier caso, la colocación de las coronas o prótesis que van sobre el implante dependerá de la osteointegración de la que ya hemos hablado en post anteriores. Sólo recordar que la mayor biocompatibilidad de los materiales empleados potencia la integración del implante con el hueso.
En cualquier caso, el tratamiento como tal no termina con el implante colocado en nuestra boca. Después de su colocación –e incluso antes- hay que tener los cuidados adecuados con el fin de evitar cualquier complicación posterior en forma de infección, por ejemplo. Y, aunque parezca obvio las recomendaciones más inmediatas pasan por mantener y extremar, aún más si cabe, la higiene bucal y por no fumar. Cabe recordar que muchas de las complicaciones de los tratamientos dentales a posteriori tienen lugar en pacientes fumadores.
De la calidad del implante dependerá, y mucho, el éxito del tratamiento. Pero también el mantenimiento adecuado y las revisiones periódicas. En nuestro próximo post, os hablaremos de todo ello y, también, de los costes aproximados de un tratamiento serio. Porque en Bredent nos preocupamos por la salud y la calidad de vida del paciente.